Esta semana se cumplen 20 años de la muerte de Audrey Hepburn, una musa de la moda que supuso todo un cambio en el estilo de la época. Era el tiempo de divas como Marilyn Monroe, cuando primaba el gusto por las curvas y la voluptuosidad. Audrey dio un cambio a todo eso con su delgada figura, su sencillez y su elegancia. Nunca fue partidaria de las marcas y etiquetas, siempre se mantuvo fiel a su diseñador favorito Givenchy. Se conocieron en París y desde ese momento una gran amistad les unió y Givenchy se encargó del vestuario de la actriz creando prendas exclusivas para ella e incluso un perfume L'Interdit.
Con su elegancia natural, la actriz se convirtió en un icono y puso de moda el pelo corto, los pantalones piratas, los jerséis masculinos, las bailarinas y las gafas de sol grandes.
El negro, el blanco y el beige fueron sus colores favoritos aunque a veces les añadía algo en tonos verdes o rosados.
Audrey huía de los grandes escotes o las aperturas atrevidas, adornos exagerados o muy llamativos. Amaba las faldas con vuelo y los vestidos largos con cortes asimétricos que dejaban sus hombros al descubierto.
Los tocados y sombreros, los collares de perlas, las gafas de sol tamaño XXL, los guantes y los bolsos fueron sus accesorios favoritos.
Su imagen más popular, en "Desayuno con Diamantes", una de sus películas más exitosas por el lujo y la elegancia que la actriz muestra en la película.
